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Linux no triunfa (iii)

En la anterior entrada hablaba de lo mal que le hace a la masificación de GNU/Linux el hecho de tener demasiadas opciones de donde escoger, así como el no disponer de una estandarización del escritorio o de las herramientas de desarrollo. Esto puede llegar a ser un verdadero problema, como decía, pero cada vez está siendo superado, no por la erradicación del lío, sino por otras ventajas como el trabajo en eye-candy y en integración que están haciendo Gnome y KDE, que contrarresta, por así decirlo, las falencias en cuanto a estandarización.

En este post hablaré de otro de los problemas que tiene GNU/Linux para llegar masivamente al usuario común: problemas en su comunidad de usuarios y su carácter de sistema muchas veces gratuito. Es probable que a más de uno no le gusten mis puntos de vista, pero creo que hay que pensar más allá del fanatismo y mirar todo objetivamente.

Prohibido el software prohibitivo

Muchos usuarios de GNU/Linux parecen extremadamente reticentes a usar o promover el uso de cualquier programa que no sea open source, aún cuando no hayan alternativas libres de calidad, o simplemente no hayan. No todo el software que corre bajo GNU/Linux tiene que ser libre, y lo que es más importante, no todos los usuarios que se pasan a GNU/Linux lo hacen por su filosofía libre. De hecho, según me he podido dar cuenta, la mayor parte lo hace por la ausencia de virus. La desincentivación generalizada de los programas propietarios en GNU/Linux le hace mucho daño a la masificación del mismo.

Muchas aplicaciones privativas sólo corren emuladas


El problema se acrecienta con Microsoft. Hay tanto fanatismo en la comunidad, que en ocasiones llega a ser agobiante. Cosas como «M$», «Mocosoft», «Microshit» y parecidas, no hacen más que dar una imagen del usuario de GNU/Linux de intolerante e infantil. Una imagen que no atraerá muchos usuarios nuevos que digamos. Nadie quiere que le digan que de donde venía era una basura.

Las cosas por su nombre

Lo peor es que esto es generalizado. No se donde comenzó, no se quién lo inauguró, pero muchos nuevos usuarios de GNU/Linux, especialmente los de Ubuntu, llegan a imbeciladas como «no nombres a winbugs porque me da jaqueca». Estoy seguro que el porcentaje de usuarios de Windows que desprecian a usuarios de GNU/Linux no es nada comparado con el contrario.

Es un círculo vicioso. La baja penetración de GNU/Linux en el escritorio, la falta de una plataforma de desarrollo unificada y la talibanización de muchos de sus usuarios en contra del software privativo evita que las grandes casas desarrollen para éste. Y la falta de aplicaciones profesionales con una firma productora reconocida detrás, después de todo, es la mayor causa de la no adopción por cuenta propia de los usuarios de escritorio hacia los sistemas operativos GNU/Linux como alternativa seria. Otra historia son los contratos que tiene Microsoft con los fabricantes de equipos, o el gigantesco mecanismo de publicidad que posee la misma Microfost o Apple. Pero ese es tema de otro post.

Hay que reconocer que el negocio de la venta de licencias de software es mucho más lucrativo que el de soporte, que es el modelo por excelencia del software libre. Al menos en el área de usuarios de escritorio. Y las compañías que usan este modelo (Adobe, Microsoft, AutoDesk, etc) por definición, no comercializan software libre. Tal vez sea cierto, viéndolo desde ese punto de vista, que GNU/Linux no sea un sistema operativo apto para todo el mundo, no por su infraestructura o su complejidad de manejo, sino por sus usuarios precisamente, y la filosofía de software que ellos manejan.

Nos gusta pagar

Si vale tanto debe ser por algo, ¿no? Lo barato sale caro. Estas simples frases, ampliamente conocidas como refranes populares, lo resumen todo. No es que nos guste pagar, es que nos gusta tener algo que venden. Por eso, en parte es el éxito de Apple. Ha creado una imagen de lo cool, de lo caro pero con estilo tan bien, que vende. Y por eso la gente también prefiere usar Windows.

Es importante puntualizar el hecho de que GNU/Linux no es hecho por adolescentes sin vida social. Esto le confiere, y lo he escuchado, un carácter de sistema de juguete. «Para los que quieran trabajar y jugar, Windows, para los diseñadores y artistas, Mac. Linux es un sistema de juguete para los que no tienen nada que hacer». Es importante darle a conocer a la gente que buena parte de GNU/Linux es desarrollado por compañías multinacionales, con plantas de miles de empleados y millones de dólares son invertidos en el sistema. Invertidos, ojo, que no es filantropía, es un negocio. Es importante que sepan que Linux está desde en servidores y supercomputadores, hasta en módems y dispositivos portátiles como celulares. Esto es prueba irrefutable de la escalabilidad de Linux, que puede, como no, servir como sistema de escritorio.

En el siguiente post hablaré finalmente de los que son problemas que escapan al control de GNU/Linux. Estos son, sin duda alguna, los mayores escollos a superar, pero los más difíciles.

Linux no triunfa (ii)

En esta serie de posts estoy escribiendo algunas opiniones que tengo acerca de las causas de la baja penetración de GNU/Linux como sistema operativo de escritorio. En la anterior entrada hablaba acerca de la usabilidad de los escritorios, que no debe ser confundida con el aspecto de los mismos. Todos estamos de acuerdo en que en sistemas GNU/Linux se puede llegar a tener un aspecto realmente impactante. Pero la integración y la facilidad que le de el sistema al usuario para hacer todo tipo de cosas, incluyendo la administración avanzada, a golpe de clic es algo que aún falta por explotar.

En la variedad está el placer… a veces

Una de las ventajas de las cuales muchos linuxeros, especialmente los más veteranos, se jactan es la de tener muchas alternativas para prácticamente todas la áreas. Si no nos gusta Gnome, podemos usar KDE, Blackbox, o LXDE. Si no nos gusta cómo funciona Firefox, tenemos Epiphany, Midori, Chromium. La lista puede seguir.

Muchas opciones. Demasiadas

Imaginemos por un instante un usuario Windows (windozero, o como quieran llamarlo) que no está descontento con su sistema operativo. Todo le funciona como debería funcionar. No tiene cuelgues, ni virus (al menos no visibles que afecten su desempeño). Cuando va a hacer algo, despierta el computador, abre el Internet Explorer, va a su correo, revisa unos mensajes, escribe otros. Abre Word, continúa donde se había quedado la noche anterior en el informe. Abre MSN Messenger, habla con sus amigos, se mandan guiños y zumbidos. Nunca ha intentado cambiar el tema de Windows, el Luna. Tiene el mismo wallpaper desde hace tres años, cuando compró el computador, que es su herramienta de trabajo, y de muchos como él.

A lo que voy es que este usuario normal nunca ha tenido que escoger. Por un lado, el sistema no enfatiza en la opción de escoger. Y segundo, no lo necesita. Así, tal cual, es altamente productivo. Ahora imaginemos que por esas cosas de la vida, alguien instala GNU/Linux en su computador. Digamos que perdió una apuesta y ese era el castigo. Entonces se encuentra de frente con un sistema que es radicalmente diferente en sus aplicaciones. Pero el quiere lo que tenía antes, así que empieza a buscar cómo tenerlo. Empieza a buscar alternativas que lo hagan sentir un poco más familiar. Y se encuentra con diez alternativas para cada programa, cada cual más diferente que la anterior.

Nuestro usuario va a quedar de pronto a merced de tanta información, que va a querer volver a la jaula. «Bendita ignorancia».

El problema es que los escritorios GNU/Linux, además de ser muchos, son muy personalizables. ¿Por qué? Porque eso es lo que busca el usuario medio de GNU/Linux. El usuario medio de este sistema operativo es mucho más inquieto, más técnico y más dado a personalizar su sistema a cada rato. Pero el usuario medio de computadores no es así.

Ahora centremonos en el problema de los múltiples entornos de escritorio. El problema no es que haya muchos, sino que entre los más usados (Gnome, KDE, Xfce) se arman «guerras santas», que terminan confundiendo a los usuarios. Lo mismo sucede con las distribuciones. Y eso es algo que no pocos desarrolladores han denunciado y de lo que se han quejado. A GNU/Linux le falta unidad, le falta estandarización.

KDE y Gnome

Este problema afectará a muchos posibles migrantes, pero no a todos. Ni siquiera a la mayoría. Esto debido a que la comunidad se ha dado cuenta (un poco tarde) de los daños que estaba haciendo al usuario final, y ha recapacitado. Es por eso que distribuciones como Ubuntu u OpenSUSE tienen hoy tanto éxito. Claro que ese éxito es comparativo, no con otros sistemas operativos, sino con la aún más precaria situación de años anteriores.

En el siguiente post empezaré a hablar de los que creo son los verdaderos enemigos de la masificación de GNU/Linux. Los que realmente son los culpables. Y aunque diré cosas que todo el mundo dice y comenta, y que sin lugar a dudas son ciertas, creo que tengo algo que aportar.

Linux no triunfa (i)

Y así, un año más y Windows sigue siendo el líder indiscutible de los sistemas operativos que se usan en el mundo. Y Mac le sigue invariable, y luego Linux, con menos del 1% del mercado. Y viene la misma pregunta de siempre: ¿por qué? Nadie soy para responder esa pregunta, pero si para dar mi opinión y las que creo, están entre las principales causas.

Eye-candy vs. usabilidad

Librerías en Windows 7
Librerías en Windows 7

Para empezar, y como bien reza el dicho, se cosecha lo que se siembra. Y Linux no ha cosechado precisamente fama de amigable. Puede que en estos momentos las cosas sean diferentes (y ni así tampoco es), pero en sus inicios el sistema operativo del pingüino era una basura en este sentido, comparado con sus rivales. Y no tenía por qué ser mejor. No estaba pensado para el usuario común, estaba pensado para el trabajo, para el usuario que necesitaba poder y estabilidad por encima de todo. Incluso antes, estaba pensado como un proyecto casi aficionado con un objetivo diferente al de conseguir vender. Con ese enfoque, hay que decirlo, cumplió sus objetivos magistralmente. Por eso es usado ampliamente en ambientes de servidores, donde la amigabilidad pasa a un segundo lugar. Pero cuando se trata de llegar al público en general, Linux se queda algo atrás.

Linux, valga la pena mencionarlo, como tal no es más que el kernel, el núcleo del sistema, que se encarga de las operaciones de más bajo nivel que hacen que nuestro computador funcione. Todas las cosas que vienen encima, las cosas que vemos tales como el gestor de ventanas, el navegador web, el mismo puntero del ratón o los efectos de escritorio, no hacen parte de Linux. Funcionan con éste, por ser un sistema tipo *NIX, sí, pero no hacen parte del el mismo.

Diálogo para elegir aplicaciones en Windows 7
Diálogo para elegir aplicaciones en Windows 7

Hay que tener en cuenta, por otro lado, que la facilidad de uso es una cosa totalmente distinta a la apariencia, aunque se pueden complementar. ¿De qué me sirve mil efectos gráficos de avioncitos al abrir y al cerrar, si los voy a tener que ver al abrir una terminal? En cuanto a la apariencia, que tampoco ha sido históricamente uno de los fuertes de Linux, es sensato mencionar que las plataformas basadas en este kernel han tenido una gran renovación. Proyectos como KDE4, Compiz-fusion, E17, que funcionan sobre X Window, logran ser simplemente hermosos, superando con creces muchas interfaces gráficas de otros sistemas.

Efectos de escritorio logrados con Compiz-fusion
Efectos de escritorio logrados con Compiz-fusion

Los efectos gráficos que se pueden lograr, por ejemplo, con Compiz-fusion no tienen precedentes en el mundo de las interfaces gráficas, y eso es algo que se puede ver simplemente con una búsqueda breve en YouTube. Ese es un aspecto excelente de lo que se puede lograr con un sistema Linux. Sin embargo, aún falta mucho, y para muchas cosas simplemente no es posible competir.

Plugin Scale de Compiz
Plugin Scale de Compiz
Muro de escritorios: usabilidad con eye-candy.
Muro de escritorios: usabilidad con eye-candy.

Un ejemplo: los controladores de dispositivos. En muchas distribuciones Linux actuales, tales como Ubuntu u OpenSUSE, el proceso de instalación reconoce la mayoría de los dispositivos y los hace funcionar bien. De hecho, incluso antes del proceso de instalación. Pero en la gran mayoría de los casos, si queremos instalar un dispositivo no estándar, por llamarlo de alguna manera, nos encontramos con líos. No es cuestión de buscar en el CD y hacer doble clic sobre el instalador del controlador. No. Es cierto que esto se sale en muchas ocasiones de las manos de los desarrolladores de Linux (y de eso hablaré más adelante), pero eso no es algo que le podamos decir a un potencial nuevo usuario y esperar que perdone y olvide.

Jump Lists en Windows 7
Jump Lists en Windows 7

KDE4, y en general todo KDE a lo largo de su historia, ha hecho un esfuerzo enorme en este campo. Las aplicaciones de KDE están integradas a un nivel que ningún otro escritorio dentro de Linux posee. Sin embargo KDE no ha sido precisamente bello en sus distintas versiones, algo que afortunadamente ha cambiado en KDE4. Pero repito, la historia pesa, cría fama y échate a la cama. El otro gran escritorio (y el sólo hecho de tener varios escritorios es otra cosa que puede afectar para mal la penetración en el mercado, de lo que también hablaré más adelante), Gnome, también ha hecho esfuerzos en ese sentido, empujado sobre todo por la popular (si es que este término cabe acá) distribución Ubuntu, que se ha centrado en la facilidad de uso, en muchas ocasiones sacrificando la estabilidad.

KDE4.3 y la facilidad de uso
KDE4.3 y la facilidad de uso
Integración de Internet Explorer con las superbar en Windows 7
Integración de Internet Explorer con las superbar en Windows 7

Se puede decir que la fama de Linux como sistema poco amigable es eso, sólo fama. Pero es cierto que en un momento fue una realidad que truncó gravemente la aceptación por el usuario medio. Y aún así, aunque las distribuciones de hoy en día enfocadas al usuario de escritorio como Ubuntu, Fedora u OpenSUSE han hecho grandes y muy buenos esfuerzos para mejorar la usabilidad, sus interfaces aún no llegan a los niveles de obviedad a los que llegan las de Windows 7 o Mac OS X Leopard. En general los escritorios Linux carecen de una manera contundente y amigable para la administración del sistema, pero sobre todo en el tema de la integración se quedan muy atrás.

La facilidad de uso, siempre se ha dicho, es uno de los grandes lastres para la adopción masiva de Linux como sistema operativo de escritorio. Sin embargo, ni es el único, ni el más pesado. En la siguiente entrada analizaré los que creo que pueden ser otros motivos para lo que nos ocupa.